En contra de lo que se podría pensar en un principio, en el 2020 el racismo es uno de los temas de actualidad más candentes y polémicos, incluso con la pandemia de coronavirus de por medio. Habiendo minoría racial o no (en Brasil, uno de los países más racistas del mundo, un 65% de la población se considera negra), todos los países tienen a un sector de su población que se siente discriminado directa o indirectamente.
En América Latina, aunque haya muchos países con más población negra que blanca, hay muchos problemas de racismo y de desigualdad social. En Uruguay, uno de los países más igualitarios de América del Sur y el que menos afrodescendientes tiene, un negro tiene el triple de posibilidades de ser pobre que un blanco. En Brasil, la gran mayoría de los ocupantes de los barrios pobres o “favelas” son negros, igual que en Nicaragua, Ecuador o Costa Rica, donde si miramos estadísticas de ocupación de barrios pobres vemos que hay el doble de negros que blancos.
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El racismo sistemático contra los negros en Estados Unidos, específicamente en el caso de George Floyd, erigió el movimiento Black Lives Matter (las vidas de los negros importan), convocando movilizaciones en todos los rincones del mundo que recordaron a las protestas por la brutal paliza que la policía estadounidense propinó al taxista Rodney King en el 1992. Sin embargo, aunque el caso de Floyd ha sido el más mediático del año y el que impulsó la frase “I can’t breathe” (no puedo respirar), no ha sido ni remotamente el único.
Tampoco se puede dejar de lado a otras minorías étnicas, como los asiáticos, que llevan siendo discriminados mucho tiempo en los países occidentales y ahora se les ha excluido de la sociedad aún más debido a la relación de la COVID-19 con China, o los árabes, que han sido relacionados al terrorismo, sobre todo después del 11-S, y a ideales como al machismo y al extremismo religioso.
Silvia, estudiante de Historia, es miembro de la asociación Raíces de la Universidad Autónoma de Madrid, y asegura que desde el inicio de la pandemia ha habido “muchas” agresiones racistas, especialmente hacia los chinos, además, de haber sido muy mediáticas.
Por otra parte, recalca que los chinos no han sido los únicos damnificados: “las empleadas de hogar es un sector ocupado por mujeres, mayormente latinoamericanas, y han pasado durante esta pandemia lo que no está escrito”.
Blanca, una de las integrantes de la asociación, explica que la Covid-19 no solo ha creado un estigma hacia los chinos: “Esta pandemia ha servido de excusa para no regularizar trabajos, cerrar fronteras y no acoger inmigrantes”.
Fuente: Google
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